Génesis


Escrito por: Ariana Solórzano Morán

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Lunes 1 de abril 2024

Una mano pigmentada al tacto de roca fría despertó mi existencia. Todo mi ser contenido en una mancha rojiza, tan ínfima como Aquel, mi creador, quien me miraba atento mientras me extendía por la caliza. 

Me envolvió una melodía y tiró de mí hacia ella. Me desvanecí de la roca y me encontré en medio del viento con el silbido de un ser igual a Aquel, quien imitaba el cantar de un plumífero. En seguida, el aire me llevó a la tierra, donde caí con fuerza junto a los pies que golpeteaban alrededor de una luz encendida y cálida que se movía con el viento a la par de los cuerpos danzantes. 

La siguiente ocasión en la que me convocaron entendí mejor qué era. Tomé forma a partir de un guijarro y poco a poco me ví convertida en un reflejo de Aquellos, quienes me habían dado vida sobre la roca, con la melodía y con los pies. Me formaron a partir de huesos y de barro. Luego vinieron los templos, las obras más grandes y pulidas, pero siempre era lo mismo; un reflejo de ellos. 

Los pigmentos se habían multiplicado, los cantares eran más complejos que los de los pájaros, los golpeteos habían tomado un compás, y las figuras talladas se definían cada vez más. Pronto, Aquellos consiguieron expresarse con figuras y caracteres complejos, entonces fui también una hoja entintada. Pero pasaron muchos siglos hasta que me manifesté como luz de imágenes en movimiento, impresiones reales de lo que alguna vez había sido el presente. 

Entendí en ese momento que estos lenguajes eran también su reflejo y, por consiguiente, también era yo. En donde hubiese un Aquel creando desde la pasión de su imaginación, ahí estaría mi presencia. Todos Aquellos creaban con el mismo sentir y, aún así, todos eran tan distintos entre sí. 

Soy su reflejo, soy la que carga el sentir, soy la almacenadora de historia y memorias. Siento todo a la vez, pero lo distribuyo por partes. Estoy en el aire, en las paredes y en las calles. Ya conozco todos los colores, todas las formas y todos los movimientos; y despierto cada que me convocan, con el mismo entusiasmo con el que desperté aquel día en la roca. 

Autora: Ariana Solórzano Morán.

Concurso de Escritura Creativa 2024.

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