Gamma de Venus


Escrito por: Danilo Guanoluisa

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Lunes 1 de abril 2024

El plazo para entregar la portada estaba por terminar. El desconocido estaba harto de mis  aplazamientos.

–Sarah, si no eres capaz de terminar la ilustración para el viernes, no pienses que te pagaré.  

Eso había sido el lunes, pero yo seguía sin encontrar el enfoque adecuado. Hacía días que  no quedaba nada que comer en casa y solo pensaba en que no podía desperdiciar esta  oportunidad.  

–Necesito una portada para este libro–me había dicho entonces, mientras me extendía un ejemplar del Delta de Venus–. No te preocupes, Sarah, te pagaré bien.  

Había devorado el libro de una sentada, pero no me sentía inspirada en absoluto. ¿Qué es  lo que Anaïs Nin quería mostrarme con aquella profusa gama de venus anhelantes? También ella había sido contactada por un desconocido para escribir cuentos eróticos,  también ella se encontraba en una situación económica apremiante. ¿Acaso habría que prostituir el arte? 

–Si es lo suficientemente buena, es posible que después te encargue otras.  

Concentré en mi cuerpo todo el ardor del que fui capaz, debería verterlo en el papel como  jugos vaginales para trazar diferentes matices. También el hambre puede desencadenar estados de excitación artística. “Si es lo suficientemente buena…”, y tiene que serlo.  

Estaba como poseída queriendo alcanzar un clímax que no era sexual, una especie de  orgasmo gráfico saliendo de mi mano sujetando el lápiz. Pero todo era tan maquinal: una  mezcolanza de sexos desenfrenados, de vulvas sedosas y falos indiscutibles, lo suficiente  para que lo erótico no se contagiase de la voluptuosidad sin sentido del porno, lo  suficiente para atraer las miradas y retenerlas en un momento de justo placer. ¡Cuánta  piel recorrida por dedos interrogantes, cuántas oquedades temerosas de quedarse vacías!  

Pero yo no siento nada de eso, solo el anhelo de dinero extra. Haré una montaña con todos  eso cuerpos fundidos. En la cima estará Lilith, un cuerpo solo, espectadora de aquellos  hecatónquiros lascivos, como un pezón erecto, pero nunca estimulado. Lilith: reflejo de  mi ser buscando una excitación artificial para terminar un trabajo. Sarah: con mi sexo frío,  silente en medio de aquel desenfreno; guiando tus ojos lúbricos por este cuento, por esta  ilustración. En pocas cosas se pueden pensar cuando se tiene hambre…

Autor: Danilo Guanoluisa.

Concurso de Escritura Creativa 2024.

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