Espíritu Guaytambo – Ambato, ciudad y memoria.

FINALISTA DEL CONCURSO DE ESCRITURA

Era aquel fatídico viernes de 1949, la tierra tembló con fuerza y brío, y el terror se apoderó del ambiente, mientras la devastación tomo poderío.

Tungurahua tembló en sus cimientos, y la pérdida fue su cruel destino, mientras niños lloraban en clandestino.

En sus rostros el dolor se reflejó, y en sus corazones se inundó la tristeza, más la lucha y la solidaridad los envolvió, y renació en ellos una nueva fortaleza.

De en medio de escombros y polvo, surgió el espíritu emprendedor, gente que no se dejó doblegar, pues entre gemidas desesperadas, alguien ya vendía empanadas.

Tungurahua en sí mismo ya tiene música, y a su paso la tierra se emociona, pues su fuego y su lava labran la historia, llevando sus flores y fruto a la euforia.

Sus cantones señorean en su trayectoria, desde las postales de Baños hasta las gallinas de Pinllo, donde las traiciones se conjugan, ejemplo de identidad única y de

victoria.

Cascadas de agua cristalina y montañas verdes, que nos dan un respiro de paz y regocijo, y nos unen en la perfecta armonía de la vida, que nos llena de amor y nos

da la bienvenida.

En todas sus calles patrimoniales, se respira la grandeza de su tradición, que con su arte y su cultura conmueve, a todo aquel que escucha su canción.

Tungurahua, hogar de aventureros, la bella Ambato su capital. Cuna de héroes y poetas, que lucharon por la libertad, y sigue siendo recordada, para una región que

avanza sin cesar.

La magia de Ambato en su esplendor, con tradiciones antiguas que perduran con amor, en la Fiesta de las Flores y de las Frutas que canta a la vida, ¡Viene de Ambato el cantor!

El Corso de las Flores en enero, y la Alegría que contagia lo certero, son muestra de festivales folclóricos y de danzas, que deleitan al mundo con sus festejos y alabanzas.

Los juegos florales y salones de pintura, son el recuerdo de una historia y una cultura, que ha sabido mantener viva su identidad, y con alegría compartir su

felicidad. Tungurahua es aventura, bastión de la grandeza de Ecuador, que con su esplendor nos habla de amor, de la madre tierra que enriquece su historia, y llena de memoria el corazón.

Por: Esteban Toalombo