Desaparecidos


Escrito por: Eliana Olmedo

|

Lunes 1 de abril 2024

Horacio se puso la capucha y caminó por el museo hasta alejarse de todos. Entró a un  cuarto oscuro y vio una variedad de cuadros iluminados con sonidos de fondo. Acercó su rostro al cuadro que más le llamó la atención. Sus ojos estaban tan abiertos  que se percató de cada detalle: textura, contraste, luz y sombra.  Después de varios minutos, notó como el agua de la pileta se meneaba, las personas que  se encontraban reunidas adquirían una cara de angustia, pegó la oreja y de forma  involuntaria cerró los ojos. —¡Están desapareciendo y tenemos que buscarlos! dijo una mujer embarazada de  forma exaltada, mientras se aferraba a un señor con bigote. Hoy comenzará la vigilia y les prometemos que encontraremos a esos niños,  respondió un muchacho alto con un periódico en la mano. Horacio miraba lo que pasaba, no entendía nada, así que corrió hacia la casa más  próxima y se escondió hasta el anochecer.  —Estamos listos para salir, ¿llevan todos sus linternas? —varias voces despertaron a  Horacio, que se había acurrucado en el suelo. Cerca de diez personas caminaban con cautela hacia el bosque. Al llegar a una roca  grande decidieron esperar. Allí pasó una, dos, tres horas.  Cuando el sueño empezó a sentirse, escucharon los gritos de un niño que era llevado en  el hocico de una criatura gigante, tenía cabeza alargada, colmillos largos y de su cuerpo  robusto se desprendían llamas. Ahora, parecía que todos lo seguían hasta el infierno o, al menos, hasta las  profundidades del bosque. Nadie se había atrevido a salir del pueblo, peor aún llegar  tan lejos.  Horacio lo había visto todo y como si fuera parte del grupo los seguía con paso  presuroso. El niño desvanecido, como inofensiva presa, ya no se quejaba más. El  monstruo lo escupió y se dio la vuelta, tenía los ojos salidos de su órbita. Horacio  temblaba y apretaba sus puños hasta hacerse daño con las uñas.  —Despiértate, despiértate Horacio —se decía, mientras veía como la criatura infernal  corría hacia él, con sus brazos cubrió su cara y cerró los ojos. Las risas se escucharon de fondo.  Se está comportando un poco raro dijo una chica a su grupo de amigos.  El muchacho abrió los ojos y salió corriendo. El guía continuó con la descripción del  cuadro: <<así es como el autor belga plasmó la desaparición de niños de 1896>>.

Autor: Eliana Olmedo.

Concurso de Escritura Creativa 2024.

Escanea el código