Cuando muere el cielo – Ambato, ciudad y memoria.


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Jueves 18 de mayo 2023

FINALISTA DEL CONCURSO DE ESCRITURA

Una soleada mañana y el rocío en el césped recién cortado, anunciaba el inicio de las vacaciones escolares de la cálida ciudad, en el centro de Ecuador, Ambato la tierra de flores y frutas. 

Piedad de 17 años, estaba emocionada, el radiante sol la llenaba de energía mientras se dirigía a la Iglesia Matriz, ese día iba a ayudar a preparar pan para entregarlo a los niños necesitados, tuvo que pasar por el parque Montalvo, que gracias a la cálida brisa hacía que los pétalos de las flores de aquellos bellos jardines volaran sobre ella, tuvo que  

correr porque se le hacía tarde, pero choco con un chico que, con unos ojos azules como el cielo, la miraban. 

Quedo perdida en los ojos del joven, intercambiaron sonrisas y coquetas miradas por un momento, el tiempo casi que se detuvo en medio del parque, de pronto Piedad volvió a la realidad: 

– ¡Me llamo Piedad! – grito mientras corría hacia la iglesia, sonrojada. – ¡Un gusto Piedad! – alcanzo a decirle, con la esperanza que ella lo haya escuchado. -Yo soy Armando… – suspiró, mientras veía como aquella dulce chica se alejaba corriendo. 

Por otro lado, con suerte Piedad logro llegar a tiempo. Después de algunas horas amasando el pan, por la puerta llego con unas grandes ollas un joven, que por la luz del atardecer no se le veía su cara. Hasta que se dio cuenta que era aquel chico. Se volvieron a encontrar y mientras el sol se escondía, el amor se sentía en el ambiente. Piedad y Armando empezaron a salir, estaban hechos el uno para el otro. 

Un soleado viernes acordaron una cita en la iglesia como siempre, de pronto todo empezó a temblar, una gran grieta se abrió en la pared de la iglesia, abrazados lo último que Piedad recuerda son aquellos bellos ojos azules de Armando, todo se hizo negro, Piedad despertó entre escombros y lo único que sintió era la fría y empolvada mano de Armando, que por horas fue su única compañía, hasta que la encontraron. Piedad sobrevivió, pero las 200 personas de la iglesia, no pudieron. Muchas personas murieron ese día en Ambato, entre  ellas Armando. 

Aquel 5 de agosto de 1949 la madre naturaleza azotó Ambato, aunque muchas personas se fueron, muchas otras se levantaron más fuertes y levantaron con más fuerza a la linda ciudad de Ambato.

Por: Camila Anahí Espinoza de los Monteros

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