Belleza no abandones el arte


Escrito por: José Pérez

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Lunes 1 de abril 2024

Agitados en el vaivén de la tragedia, los segundos perdidos de la historia sólo brillan al son de la memoria, cuando el pesado yugo del ingenio susurra el cántico que aflora, 

entre las sombras, 

el prodigio del rescate 

que al grito del engaño nunca escuche, el despertar 

de un alma creadora. 

De la belleza  

escucha el intelecto, 

el trémulo valor 

de su agonía, 

desterrada del mundo  

gime ausente 

en los distantes ecos 

de una ruina, 

su tacto firme  

el tiempo ha suspendido 

en el rincón  

de un pueblo envilecido, 

¡árido!, 

evacuado de sí mismo, 

en su rutina cotidiana 

inalterado. 

Y sobrevive la ausencia 

de la sombra frágil de tus manos y no se levanta 

¡grotesca! 

¡oprimida y esclava! 

de la desidia tirana 

que deja al genio burlado. 

Y te miro 

diosa del arte 

¡colorida! 

de mi locura 

por el amor 

ceñida, 

de ideas que se pintan 

empastada, 

entre sombras que retumban 

diluida. 

¡Tú! 

¡BELLEZA! 

Que has orquestado 

en mi interior 

este armonioso baile de emociones, esta batalla dura de sentidos  

donde renace una tormenta de misterios  ávidos de claridad 

entre deseos inciertos. 

¡Qué difícil entenderlos! 

Y sin embargo, los oigo 

¡Tocas! 

con mi oído 

el dulce vibrar  

de un cántico sonoro. 

¡Huelo! 

tu sabio  

y arrugado tacto

al crujir de un pincel 

contra el tejido blanco. 

¡Saboreo! 

en tu mirada 

ocultos 

los problemas del espacio, 

tras un cincel afianzado 

cuando besa despiadado el mármol. 

¡Creatividad dichosa!, 

puedo oírte, 

al recorrer mi piel 

como el fulgor de un rayo 

cuando brotas de mis yemas 

y perfumas mi tacto 

con tu olfato. 

¡Oh Belleza! 

que minuciosa eliges 

a quien ha de parirte 

sensible y con afán gustoso, 

¡puedes verme 

sin mirarte!, 

porque tu libertad 

no habita en mi memoria, 

ni tu hogar es mi espíritu tacaño. 

Creces idea 

¡libre! 

entre los verdes prados, 

y mueres  

sin envejecer 

porque nadie te ha alumbrado, 

porque el oído afinado no te escucha, 

y no te mira el ¡ojo despiadado!, 

porque el labio suspirando te ha negado ¡confundido!, porque a todos enamora 

el mediocre espectáculo dorado. 

El ingenio se ha escondido, 

la verdad huye del drama, 

¡esquiva! 

corta y cruza el tiempo 

como un río se evapora 

mientras derrama su llanto. 

Con pasos mentales 

cubiertos los ojos 

desgarro las hojas  

de un bosque sonoro 

te busco  

¡belleza! 

¡escucha mis labios! 

¡regresa! 

aún anhelo crear de tu mano. 

¡Silencio! 

creo haberla escuchado…

Autor: José Pérez.

Concurso de Escritura Creativa 2024.

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