Antes del fin


Escrito por: Oscar Vásconez Silva

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Lunes 1 de abril 2024

“De uno u otro modo, la serie de ideas es convertida por la percepción y la conciencia en una  imagen total, acumuladora de los eventos aislados.” 

 Sergei Eisenstein 

En cuanto sus sentidos se abrieron al universo, su percepción despertó encaminada no a la  verdad, sino a la belleza. Intentando comprender una composición natural con elementos que  se ordenaban de manera aleatoria en colores, tamaños, texturas y sonidos; comenzó a  intervenir en la realidad y reacomodó dichos componentes a su manera. Colocó dos rocas a la  derecha, ocho orquídeas en el centro y seis montañas a la izquierda. Silenció el sonido del río y  sumó el rugido de un volcán. ¿Qué más podía hacer? A pesar de todo el trabajo, su obra no  despertaba un sentimiento, una emoción. Pura estética, nada de esencia. 

Lejos de darse por vencido, intentó una y otra vez a mover la arena, el cielo, el mar, el lila, el  frío y la niebla. Imitó los sonidos de las aves y aprendió con los silencios a tomar un descanso.  Mezclaba el color del sol con el de la sangre para simular el vegetal. Templó cuerdas a una caja  y comenzó a rasgarlas, exploró notas tristes, disfrutó las alegres, encontró un ritmo, su estilo.  Miró el reflejo de su rostro en el lago y con una piedra puntiaguda comenzó a cincelar el  mármol color nieve. Quiso inmortalizar su figura y ubicarla en el centro de la obra. Mientras lo  hacía sintió coraje, llanto, frustración y contento. El tiempo pasaba inadvertido, mientras su  mente y su cuerpo entraban en un trance motivado por aquella fuerza cósmica que jamás  pudo explicar. 

Se detuvo y cerró los ojos, respiró profundamente. Sus brazos le dolían, su corazón se iba  calmando y una gota de sudor le resbaló por la cara hasta caer al piso como un cadáver. Abrió  lentamente los ojos y admiró su trabajo, las pupilas viajaban de un lado a otro rebotando por los rincones más escondidos de su composición soñada. Comenzó a danzar al son de las  cuerdas y de los golpes contra el mármol. Finalmente, levantó la cámara fotográfica para  capturar la escena que con esfuerzo y pasión pudo construir, el entero fruto de su inspiración  parido con gritos del alma. 

Pero justo antes de disparar, la bomba atómica ya había chocado contra el suelo.

Autor: Oscar Vásconez Silva.

Concurso de Escritura Creativa 2024.

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