Abuelito y abuelita – Ambato, ciudad y memoria.


Escrito por:

|

Miércoles 8 de marzo 2023

FINALISTA DEL CONCURSO DE ESCRITURA

En esta ciudad pequeña puedo sentir mi casa, aunque soy un forastero, sí, fue fácil venir de lejos.  ¿Y ahora? ¡¿Y ahora?! ¿ Me he enamorado? . Es difícil que me vaya. Vengo de la tierra del cacao y  el banano, con trabajadores pescadores y marineros, y como yo, humildes zapateros. Para  encontrar mejores oportunidades, tuve que venir con agricultores, también marroquineros. Llegué  una mañana, pasando el Chimborazo hacia Bolívar; desde el bus alcanzaba a ver manzanos y  perales, parecían bailar felices a la luz del sol. O sería por los sanjuanitos que suenan en la plaza.  En el viento el olor a alegría y dulce como manzana de Cevallos. Pues bueno, aquí en mi destino,  veo casas grandes de barro y madera, las calles de piedras con jardines de palmeras. Hombres de  traje con sombrero, y zapatos negros cantando al bolero. Y ¡mi bella Rosario! 

Dolor y esperanza perfuman el aire. ¿Por qué le cuento a usted esto?. Hoy es un día especial, 21 de febrero. Se reunirán aquí literatos y poetas, panaderos, lecheros, sastres, costureras,  secretarias o administradoras. Abriendo camino suena ya guitarras, bombos, tambores y  trompetas. Amigo andino, peruano y de los amorfinos, aun de lejos parecen saber algo, mis  amigos y familiares también han venido. Bienvenidos con hospitalidad y cariño. No saben que la  catedral se construyó de pan y vino. También los carros con lirios y flores de muchos colores,  frutas como mandarinas, claudias y naranjas. Atentos todos, ya casi es hora. 

Las campanas hacen el llamado al cielo, es la hora y la ciudad entera está invitada. Comienza la  ceremonia. Al son de las flautas y charangos van las bailarinas con sus blusas de flores bordadas,  faldas azules y collares rojizos, saludando a la Pachamama y al taita Inti. ¡Oiga ñaño! Los  acordeones, el güiro bailando cumbia con las maracas. Los danzantes con sus guayaberas y  sombreros montubios; vivaces gritan alegres: ¡Viva Ambato! ¡Viva los novios!. Por favor, compadre  Carlos Julio, llame al hombre de fe, al padre compadre Rodolfo, que hoy mi Rosario me dice el “sí,  acepto”. Las damas aparecen, vestidas de reinas, como si un desfile se tratase. Al frente la señorita  Marujita, ¡Qué precioso vestido!, blanco simple, y sus joyas valen tanto como su filantropía, ¡qué  alegría!. Así debería lucir una reina. Al fin llega mi amada, ¿cumpliré hoy mi destino?.

Firma: Johnny Guamán.

Escanea el código